42 años de cárcel. Esa la fue la sentencia que recibió el sacerdote italiano Nicola Corradi por el abuso sexual de 25 niños y adolescentes en el Instituto Antonio Provolo para Sordos, en Mendoza, Argentina.
El cura Horacio Corbacho, su colaborador y cómplice, fue condenado a 45 años de prisión; mientras que el jardinero de la institución, Armando Gómez, fue sentenciado a 18 años por el abuso de dos niños.
El año pasado, también Jorge Bordón, un empleado administrativo, admitió abusos contra cinco menores y fue sentenciado a 10 años de cárcel.
Este caso provoca estremecimiento. Algunas de las víctimas eran de apenas 4 años de edad y muchas de ellas no podían comunicar lo que les habían hecho, debido a su discapacidad. Los más grandes eran obligados a abusar de los pequeños. Los agresores amenazaban a los pequeños con matar a sus familiares si contaban lo que ocurría.
Aunado al sufrimiento de las víctimas, está la impunidad que generó indignación: años atrás, Nicola Corradi había sido acusado de cometer abusos similares en Verona, Italia, sin que el Vaticano hiciera nada al respecto.