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    El papa Francisco lamentó el aumento de las leyes que regulan el aborto en el mundo

    El papa Francisco lamentó un “aumento de legislaciones en el mundo” que no protegen lo que el Sumo Pontífice considera el derecho a la vida “en todas sus etapas”. Lo hizo en el tradicional discurso a los embajadores acreditados ante la Santa Sede con motivo del intercambio de felicitaciones por el nuevo año que comienza.

    “Desafortunadamente, duele constatar que, con el pretexto de garantizar supuestos derechos subjetivos, un número cada vez mayor de legislaciones de todo el mundo parecen distanciarse del deber esencial de proteger la vida humana en todas sus etapas”, señaló en el encuentro que debía celebrarse el 25 de enero, pero que tuvo que ser suspendido por un ataque de ciática que le obligó a cancelar parte de su agenda.

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    En su alocución, el Papa reflexionó sobre la actualidad mundial y en concreto sobre la crisis sanitaria, económica, política y social que se han derivado de la pandemia. En esa línea, reclamó un “acceso universal” a la salud, y también a las vacunas contra la COVID-19, al tiempo que ha criticado el modelo de economía basado “en la explotación y el descarte” y renovó su petición para que se condone la deuda externa de los países más pobres.

    “La accesibilidad de las vacunas debe ir siempre acompañada de comportamientos personales responsables destinados a evitar la propagación de la enfermedad, mediante las medidas preventivas necesarias a las que nos hemos acostumbrado en estos meses. Sería fatal depositar nuestra confianza sólo en la vacuna, como si fuera una panacea que nos eximiera del constante compromiso personal por la propia salud y la de los demás”, dijo el Papa.

    Desde el aula de las Bendiciones del Vaticano, Francisco instó a los líderes políticos a favorecer “el acceso universal a la atención sanitaria básica, fomentando asimismo la creación de centros de salud locales e instalaciones de atención médica conformes a las necesidades reales de la población, así como la disponibilidad de tratamientos y medicamentos”.

    Y en esa dirección, estimó que “no puede ser la lógica del lucro la que guíe un sector tan delicado como el de la asistencia y los cuidados sanitarios”. Además, denunció que la sociedad actual se ha olvidado “de la solidaridad y los otros valores” que permiten que la economía esté al servicio del desarrollo humano integral, y “no de intereses particulares”.

    Por otro lado, criticó que la crisis de la política y de los valores democráticos tiene “repercusiones en todo el sistema multilateral” con una “evidente consecuencia de que organizaciones pensadas para favorecer la paz y el desarrollo, sobre la base del derecho y no de la ley del más fuerte, vean comprometida su eficacia”.

    Frente a esto, destacó el compromiso de la Unión Europea y de sus Estados miembros, que, “a pesar de las dificultades, han podido demostrar que es posible trabajar con decisión para alcanzar compromisos satisfactorios en beneficio de todos los ciudadanos”.

    De hecho, para el Papa la asignación propuesta por el plan Next Generation EU “es un ejemplo significativo de cómo colaborar y compartir recursos en un espíritu de solidaridad no solo son objetivos deseables, sino verdaderamente accesibles”.

    En este sentido, señaló que “la crisis actual” es una “ocasión propicia para replantear la relación entre la persona y la economía” para poner la “economía al servicio del hombre y no al revés”. Así, también sostuvo que en muchas partes del mundo, la crisis ha afectado particularmente a “quienes trabajan en los sectores informales, que fueron los primeros en ver desaparecer sus medios de subsistencia”.

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