A las 10.35 a.m. (hora de Londres), un destacamento de la Guardia de Granaderos llevó a hombros el ataúd de la reina Isabel II, de Westminster Hall (palacio declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1987) a la llamada ‘Puerta Norte’.
Minutos después, inició la procesión que llevó el féretro de la monarca de Westminster Hall a la abadía de Westminster. Un cortejo que acompañó la Armada estatal de la Marina, gaiteros de Escocia, trompeteros de Irlanda, una brigada de gurkhas (unidades especiales de las Fuerzas Armadas), oficiales de la Real Fuerza Aérea y miembros de la familia real.
Tras la salida del Westminster Hall se presenció un hecho curioso: el ataúd donde reposan los restos de la soberana fue tirado por 98 marines usando cuerdas y no caballos. Aunque los ataúdes de otros monarcas fueron transportados en caballos este lunes se vivió una nueva tradición real.
Esto debido a que, durante el funeral de reina Victoria en 1901, los corceles que estaban destinados a portar el féretro se espantaron y se tuvo que improvisar, lo que ha sido considerado como uno de los incidentes reales más recordados.
A las 10: 55 a.m. (hora de Londres), el ataúd llegó a la puerta oeste de la Abadía de Westminster, una vez en el lugar, el féretro fue portado a hombros al interior del templo y depositado frente al altar.
Otro dato del protocolo fúnebre que no pasó desapercibido fue el hecho de que los soldados que cargaron el ataúd midieron exactamente 1,82 m para que el féretro se pudiera portar de manera estable.
Cabe acotar que la Guardia de Granaderos es la pieza que tradicionalmente se emplea para trasladar los féretros reales, tradición llevada a cabo desde el entierro de la reina Victoria.
La última vez que se usó fue en el funeral de Lord Mountbatten en 1979, primer gobernador general de la Unión de la India, entre agosto de 1947 y junio de 1948 y miembro cercano a la Familia Real Británica, mentor del actual monarca Carlos III.
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El pasado jueves 8 de septiembre, la reina Isabel II murió en su residencia escocesa de Balmoral. Aunque la Familia Real no especificó la causa de la muerte, el Palacio de Buckingham precisó que la soberana falleció “pacíficamente” rodeada de su círculo más cercano.
Desde su deceso se han realizado una serie de actos desarrollados durante los 10 días de duelo, mismos que decretó en vida la reina más longeva de la monarquía británica.
