La fórmula para combatir la propagación del sida parece simple: realizar pruebas de VIH masivas e comenzar a tratar de inmediato a los portadores con fármacos antirretrovirales (ARV), para que de esta manera el virus quede reducido a tal nivel que el paciente ya no pueda infectar a otras personas.
O al menos eso es la estrategia antiepidémica promovida por muchos especialistas. Pero los resultados del mayor experimento basado en ella, presentado la semana pasada durante la conferencia CROI celebrada en Seattle, EE.UU., muestran una realidad desalentadora.
Y es que, a pesar de haber mostrado leves beneficios, el programa prácticamente no logró reducir la tasa de infecciones en el grupo de estudio donde más se esperaba observar este resultado, informa la revista Science.