En la fortaleza que data de la Colonia española y que funciona como residencia oficial, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, está bajo asedio.
Motociclistas, celebridades, entusiastas del hipismo y cientos de miles de personas de la calle se han congregado esta semana afuera de La Fortaleza, en el Viejo San Juan, para exigir la renuncia de Rosselló por los insultos que profirió contra mujeres, opositores políticos e incluso víctimas del huracán María, en un chat cuyo contenido fue filtrado a la prensa.
Rosselló, de 40 años, hijo de un ex gobernador, ha reducido el ritmo habitualmente intenso de sus presentaciones públicas y ha comenzado periodos relativamente largos de silencio en los medios, avivando las dudas sobre su futuro.
Durante gran parte de sus dos años y medio en el cargo, Rosselló venía dando tres o cuatro conferencias de prensa largas a la semana, contestando cómodamente preguntas en español e inglés de la prensa local e internacional. Lo anterior además de sus presentaciones públicas, entrevistas individuales y reuniones televisadas con políticos visitantes y miembros de su gobierno.