El trato que reciben los inmigrantes que se encuentran en los centros de detención del Servicio de Inmigración y Aduanas, ICE, ha desatado una ola de comentarios y denuncias con respecto a las condiciones de vida a las que éstos se ven sometidos, pues dicen que el ICE encarcela a los inmigrantes y los trata como a “El Chapo”.
Los detenidos que ahí se encuentran fueron aprehendidos por agentes migratorios, y muchos de ellos no tienen historial delictivo, por lo que las recientes declaraciones hechas por testigos y agencias de investigación ponen sobre la mesa el cuestionamiento acerca de los supuestos abusos que se cometen en contra de los inmigrantes en los centros de detención.
El número de detenidos va en aumento, de acuerdo a los reportes oficiales, y la cifra se elevaría a 3,885 inmigrantes detenidos desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos en enero de 2017.
De acuerdo con información proporcionada por ElDiarioNY, Nick Schwellenbach, director de investigaciones en POGO (Project on Government Oversight) declaró que: “Bajo el presidente Trump, ICE confina a muchos más detenidos en solitario, de los cuales una proporción sorprendentemente alta tiene enfermedades mentales, que al final de la administración Obama”.
Esta segregación ha despertado también el interés de los propios republicanos, tal como es el caso del Senador republicano Chuck Grassley, quien junto con su colega demócrata Richard Blumenthal envió una carta pública el pasado 24 de julio en donde ambos solicitaban el esclarecimiento de los abusos cometidos en los centros de detenciones, alegando que “Es imperativo que ICE resuelva rápidamente cualquier falta de supervisión o documentación incorrecta relacionada con el uso de la segregación”.
Además del confinamiento en solitario, se tienen reportes de hacinamiento en las celdas destinadas para los detenidos, así como una falta de recursos necesarios para la conservación de la salud mental y física de las personas que se encuentran en ellas; lo anterior ha provocado que muchos adultos se encuentren en la necesidad de permanecer de pie durante periodos prolongados debido a la falta de espacio.
Asimismo, las personas se han visto obligadas a utilizar todo el espacio disponible dentro de las celdas, incluidos los inodoros y las regaderas, lo que ha aumentado el riesgo de contagio de diversas enfermedades; esta situación, aunada al hecho de que muchos de los inmigrantes no cuentan con ropa suficiente para cambiarse diariamente, pone en riesgo tanto a los trabajadores como a los que se encuentran viviendo dentro de estos centros.
El Departamento de Seguridad Nacional emitió un reporte en el que se hace constar que al menos 900 personas fueron colocadas en celdas que originalmente estaban destinadas a albergar un máximo de 125 detenidos.
