Investigadores ucranianos encontraron una celda ubicada en uno de los centros de tortura gestionados por las tropas rusas durante su invasión en la ciudad de Jersón, en la que tropas rusas habrían maltratado a menores.
El comisario de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets, quien ha presentado una serie de informes sobre las torturas realizadas por las tropas de Rusia, señaló que las condiciones en la celda eran peores que las de otros lugares recuperados del país.
Lubinets afirmó que encontraron al menos 10 cámaras de tortura en la región de Jersón, y cuatro en la ciudad del mismo nombre, que fue recuperada recientemente por Ucrania. “En una de las cámaras de tortura encontramos una habitación separada, una celda donde se encerraba a los niños… incluso los ocupantes la llamaban así, celda para niños”, comentó.
El comisario ucraniano también afirmó que según los hallazgos “a los niños no se les proporcionaba agua, se les daba agua cada dos días. Prácticamente, no les daba comida”.
Además, destacó que se les ejercían presión psicológica en la que “les decían que sus padres les habían abandonado y que no volverían”.
El ucraniano detalló que algunos de los niños detenidos y maltratados eran menores que, “a ojos de los invasores, se resistían”. De acuerdo con Lubinets cerca de 12.000 niños fueron llevados a Rusia desde el inicio de la invasión en febrero y de ellos 8.600 fueron llevados por la fuerza.
Funcionarios de otros países han confirmado la deportación masiva de los ucranianos obligados a pasar por los denominados “campos de filtración”antes de ser llevados a lugares de Rusia o bajo dominio ruso.
El embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas comentó en septiembre que la cifra de deportaciones iba entre los 900.000 y 1.6 millones, pese a estas afirmaciones Rusia ha negado haber llevado a cabo deportaciones masivas a su territorio, incluso de menores.
