El 1 de febrero, la oficina de la alcaldesa de Ciudad del Cabo, Patricia de Lille, anunció una serie de restricciones al consumo de agua. No era la primera restricción, pero ahora el nuevo límite se colocaba en 13 galones de agua (menos de 50 litros) por persona por día.
Eso es suficiente para una ducha de 90 segundos, unos dos litros para beber, un fregadero para lavar a mano los platos o la ropa, una comida, dos lavadas de mano, dos cepilladas de dientes y un desagote de inodoro.
Según las proyecciones actuales, Ciudad del Cabo se quedará sin agua en cuestión de meses, en lo que es conocido como el Día Cero, informó un artículo de la revista Time. Este paraíso costero en el extremo sur de Sudáfrica se convertirá en la primera ciudad moderna en secarse por completo.
Y a pesar de que los residentes no son los responsables de esta situación, la carga de asegurarse de que no suceda depende en gran medida de su capacidad de reducir el consumo de agua. Drásticamente.