Este jueves la Corte Suprema de Estados Unidos puso fin a los programas de discriminación positiva en las universidades de la unión americana.
Seis jueces de la Corte determinaron, en contra de tres jueces, votaron para que los procedimientos en las admisiones en las instituciones educativas basadas en el origen étnico o en el color de piel se consideren solicitudes completamente inconstitucionales.
De acuerdo con John Roberts, presidente de la Corte Suprema, “el alumno debe ser tratado en función de sus experiencias como individuo, no en función de su raza”.
Los magistrados conservadores consideran que las universidades tienen la libertad de examinar la experiencia personal del solicitante, por ejemplo si ha sido víctima de racismo, a la hora de sopesar su solicitud frente a los demás postulantes que estén más calificados.
Roberts aseguró que la historia constitucional de los Estados Unidos no tolera la opción de decidir basándose en si es blanco o negro la admisión de alguien a las instituciones educativas, algo que para los jueces también es discriminación racial.
Durante los años sesenta, varios movimientos por los derechos cívicos hicieron que varias universidades de la unión americana introdujeran criterios raciales y étnicos para sus procedimientos de admisión con el fin de combatir la desigualdad derivada del pasado segregacionista de la nación norteamericana.
Ante esta situación, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reaccionó celebrando la noticia.
“Este es un buen día para Estados Unidos. Las personas con habilidades extraordinarias y todo lo demás necesario para el éxito, incluida la futura grandeza de nuestro país por fin están siendo recompensadas”, señaló el exmandatario estadounidense.
Trump añadió:“Esta es la sentencia que todo el mundo estaba esperando y deseando, y el resultado ha sido asombroso. También nos mantendrá competitivos con el resto del mundo. Nuestras mentes más brillantes deben de ser apreciadas y eso es lo que ha traído este maravilloso día. Volvemos a estar todos basados en los méritos y así es como debe de ser”.
La denominada discriminación positiva permitió el aumento de la proporción de los estudiantes afroamericanos, hispanohablantes o indios estadounidenses en las aulas de clase.
No obstante, en los círculos conservadores esta política siempre ha sido duramente criticada, pues la consideran opaca y racista.
Pese a esto, la Corte Suprema se ha pronunciado en contra de las cuotas de las instituciones en diferentes ocasiones desde 1978, pero siempre había autorizado que las universidades tengan criterios raciales.
De hecho, hasta el fallo había señalado de ‘legítima’ la búsqueda de que en los campus universitarios existiera mayor diversidad, aunque eso supusiera tener que “quebrantar el principio de la igualdad entre todos los estadounidenses”.