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    Niegan fianza a pareja de pastores por atacar a policías

    Una pareja de pastores evangélicos compareció la tarde de este lunes ante un juez estatal luego de protagonizar un intenso altercado en las afueras de su iglesia en Lilburn (Georgia), donde varios policías fueron agredidos.

    El magistrado a cargo del caso le negó la fianza a René y Cristina Cruz debido a la gravedad de los cargos que encaran, por lo que deberán permanecer en la prisión del condado de Gwinnett.

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    Y es que la tarde del domingo fueron acusados de asalto agravado en contra de un agente de la ley y obstrucción a la justicia, entre otros delitos serios.

    De acuerdo con el Departamento de Policía de la ciudad de Lilburn, la pareja y sus dos hijos agredieron a un par de oficiales cuando trataban de verificar si una menor de edad que estaba reportada como desaparecida se encontraba en la iglesia.

    “Les niego la fianza”, les dijo de manera tajante el juez tras leerle los cargos en su contra.

    La mujer se sentó en el banquillo de los acusados y comenzó a orar en voz baja, mientras que su cónyuge la miraba atentamente, según grabaron las cámaras de MundoHispánico, que cubrió en exclusiva la audiencia.

    Cuando le tocó el turno a René, el magistrado le dijo exactamente lo mismo y entonces un custodio se lo llevó de nuevo para su celda.

    El teniente de la policía de Lilburn, Tim Allen, declaró que sus agentes estuvieron en peligro al ser agredidos con violencia por los sospechosos cuando estos les pidieron que los dejaran hablar con la adolescente que al parecer había huido de su hogar.

    Según varios feligreses, al parecer uno de los hijos de los pastores es novio de la joven y fue por eso que permanecía con ellos.

    “Eso es interferir con la custodia de un menor, es algo serio”, les recalcó el juez a los imputados.

    En un video que la policía proporcionó a MundoHispánico se aprecia cómo los uniformados llegaron preguntando amablemente a la familia sobre la chica, pero uno de los adolescentes lo recibió con una actitud poco grata.

    Un par de minutos después se desató el caos y todo sucedió en la puerta de la congregación y frente a varios pequeños, quienes lloraban inconsolables ante el alboroto.

    Los uniformados tuvieron que disparar sus pistolas eléctricas o taser y usar sus bastones para tratar de contener a la familia que estaba evidentemente molesta por la presencia de los agentes.

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