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    Peso, actividad y alimentación dan la batalla al cáncer

    Lori Ann Pon estudió artes marciales mixtas durante 18 años y es cinta negra, tercer Dan. Pero su estilo de vida cambió luego de ser diagnosticada con estadio tres de cáncer de páncreas en el 2016.

    La residente de Coral Springs, de 62 años, come ahora solo alimentos orgánicos. Se asegura de que su plato esté lleno mayormente con frutas y vegetales con una pequeña porción de carne.

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    El American Institute for Cancer Research (AICR) recomienda esto en el nuevo plato americano, que consiste de dos tercios de vegetales, frutas, granos o frijoles integrales y una tercera parte de proteína animal. En cuanto a los vegetales, la col rizada y la espinaca están al tope en su listado. Para proteína, ingiere principalmente pescado y pollo.

    “Mi hermano pesca todo el tiempo”, dice Pon. “Me trae pescado fresco como mero, delfín, dorado y pargo”.

    Asumir responsabilidad por su nutrición y hábitos alimenticios juega un rol importante en el tratamiento de Pon, dice Mary Scott, nutricionista y clínica de Broward Health, donde Pon recibe cuidado.

    “La nutrición es solo parte de ello”, dice Scott, quien motiva a los pacientes a llevar una dieta saludable y bien balanceada. “Es necesario trabajar con el personal con todos los aspectos de tratamiento. Los pacientes sufren menos efectos secundarios si están más conectados con sus hábitos alimenticios”.

    La terapia nutricional está diseñada para prevenir que los pacientes experimenten efectos secundarios por el tratamiento de cáncer, dice Jillian Guralski, coordinadora nutricional clínica de Memorial Cancer Institute en Memorial Healthcare System.

    “Si el cuerpo es un jardín, el cáncer es una mala hierba”, dice la Dra. Lesley Klein, nutricionista clínica de Sylvester Comprehensive Cancer Center en la Universidad de Miami, Miller Scool of Medicine. “Quiero nutrir el jardín para que al cáncer se le haga más difícil volver a crecer una vez se haya erradicado. Me gusta que los pacientes ingieran un arcoíris de colores, de forma que tengan una mejor oportunidad de reducir el riesgo de recurrencia del cáncer”.

    Los vegetales de hojas verdes, las manzanas, el humus, las cebollas, los arándanos y la toronja son algunos de los alimentos considerados anticancerosos, antiinflamatorios y saludables para el corazón, entre otros atributos.

    Veinte por ciento de los tipos de cáncer están vinculados a la obesidad por lo que es importante mantener un peso saludable, dice Carla Araya, nutricionista de Miami Cancer Institute en Baptist Health South Florida. La obesidad está asociada con una inflamación crónica de bajo grado que puede dañar las células, haciendo que el paciente sea más susceptible y aumentando el riesgo de enfermedades.

    La investigación de AICR ha identificado un fuerte vínculo entre el exceso de grasa corporal y el aumento en el riesgo de cáncer. Las personas sobrepeso tienen altos niveles de substancias circulando en su sangre que estimulan la división celular. Mientras más se dividen las células, mayor la oportunidad de desarrollar cáncer.

    Nicklaus Children’s Hospital ha estudiado los efectos de un cambio en la dieta. Desde enero, el estudio ha monitoreado los efectos de la dieta cetogénica en niños entre las edades de uno a 18, que tienen tumores cerebrales benignos y malignos y que no responden al tratamiento estándar, dice el Dr. Ziad Khatib, director de neuro-oncología de Nicklaus Children’s Hospital.

    La dieta cetogénica motiva a que los pacientes ingieran alimentos bajos en carbohidratos y altos en grasa. Algunos de los alimentos incorporados en la dieta incluyen crema batida espesa, aceites como oliva o maní, aguacates, nueces y anacardos, dice Jennifer Lynn Caceres, nutricionista de Nicklaus Children’s Hospital e investigadora principal del estudio. La dieta es también baja en azúcar y proteína.

    Se integran suplementos durante el estudio para asegurar que el paciente recibe todos los nutrientes, dice Caceres. Los suplementos incluyen calcio, vitamina D y multivitaminas. El suplemento carnitina, nutriente en el cuerpo que metaboliza o utiliza la energía de la grasa, también se incluye.

    El ejercicio puede jugar también un rol importante en combatir el cáncer. Una investigación reciente de AICR establece que la actividad física reduce el riesgo de ciertos tipos de cáncer en adultos. El estar físicamente activo, mantener un peso saludable y una buena alimentación puede prevenir cerca de una tercera parte de los casos de cáncer más comunes en Estados Unidos. AICR recomienda al menos 30 minutos de actividad física al día.

    Actualmente, Pon incorpora otras formas de ejercicio en su rutina para mantenerse en forma. Cada domingo corre bicicleta con sus amigas hasta la playa y disfruta un brunch. Además de montar bicicleta regularmente, corre y hace ejercicios abdominales y lagartijas.

    Los mejores alimentos para combatir el cáncer

    Legumbres: Lentejas y frijoles, rojos, negros, pintos y alubias, “son una gran fuente de proteína que no sea carne”, dice Klein de la Universidad de Miami. Las legumbres son también ricas en fibra y una buena fuente de ácido fólico.

    Brécol: Es una excelente fuente de vitamina C, ácido fólico, fibra, potasio y magnesio, entre otros nutrientes. “Es considerado anticanceroso”, dice Guralski. El brécol es uno de los vegetales crucíferos, que incluyen coles de Bruselas, repollo, coliflor, col rizada y col verde.

    Frutos secos y semillas: “Los frutos secos como almendras y nueces son grasas saludables y tienen omega 3”, dice Guralski. Las nueces en particular contienen altas cantidades de polifenoles, fitoquímicos que tienen propiedades antioxidantes. Los antioxidantes proveen protección celular de daño causado por radicales libres. Las semillas como las de lino proveen magnesio, proteína y fibra.

    Toronja: Contiene fitoquímicos que pueden tener antioxidantes y proveer protección celular. “La fruta bomba o papaya, el mango y los cítricos son altos en vitamina C y muy beneficiosos”, dice Guralski.

    Espinaca: Las hojas de color verde oscuro como las espinacas, la col rizada, la lechuga romana, lechuga de hoja, hoja de mostaza, col verde, achicoria y acelga, tienen fibra, ácido fólico y carotenoides, que contiene antioxidantes. “La espinaca es alta en proteína y una fuente de proteína alternativa a la carne”, comenta Guralski.

    Granos integrales: Arroz integral, avena, maíz, pan de trigo integral, cebada y farro son algunos de los granos integrales “que son altos en proteína y fibra”. Los granos integrales proveen más fibras, nutrición y fitoquímicos que los granos refinados.

    Arándanos: Contiene fitoquímicos llamados antocianinas, que dan a las bayas su color azul. Altos en antioxidantes, los arándanos también contienen vitaminas C y K, y manganeso. “Además de contener antioxidantes, los arándanos pueden ayudar a las personas a concentrarse y son saludables para el corazón”, dice Klein, de la Universidad de Miami.

    Zanahorias: Estos vegetales pueden encontrarse en colores anaranjados, púrpura, rojo y amarillo. Muy altos en vitamina A, las zanahorias contienen también vitamina K, betacaroteno, fibra y fitoquímicos. “Las zanahorias ayudan al sistema inmunológico, son anticancerosos y protegen las células”, dice Araya, de Baptist.

    Ajo: Un ingrediente común en los alimentos alrededor del mundo, el ajo es parte de la familia de vegetales que incluyen la cebolla, cebollines, chalotes, puerros y cebolletas. “Es anticanceroso, bueno para la salud gastrointestinal y protege las células”, comenta Araya, de Baptist.

    Salmón: Uno de varios tipos de pescado graso que contiene omega 3, que es antiinflamatorio. También son buenos: caballa, halibut o fletán, sardinas, atún, camarón y vieiras.

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