Portugal pasa por una dura crisis debido a que el país perderá al 40% de su población activa para el 2060 ante la baja tasa de natalidad que no permite un aumento en su población.
Los tibios incentivos de Lisboa para reanimar la tasa de natalidad del país no están dando los resultados esperados, por lo que su necesidad de gente joven aumenta con el pasar del tiempo y una rápida solución fue otorgar la ciudadanía a todos los inmigrantes, legales o ilegales, que lleven un año trabajando.
«Necesitamos más inmigrantes, es bueno para el país y es bueno para la economía. No queremos un país de puertas cerradas como dicen algunos países europeos”, fueron las palabras del ministro del Interior Eduardo Cabrita, quien ve con preocupación el futuro del país con la ausencia de gente joven.
Pese a la medida que favorecería a 30 mil inmigrantes, la Fundación Francisco Manuel dos Santos reveló que no solo se trata de un acto de generosidad, sino también de egoísmo, porque el país necesita alrededor de 75 mil indocumentados anuales para mantener a Portugal por encima de los 10 millones de habitantes.
Brasileños, angoleños, caboverdianos, franceses, chinos, británicos e italianos son los que integran la población inmigrante de Portugal, quienes gozan de motivaciones fiscales y financieras, un hecho muy alejado de la realidad europea que ven a la inmigración como un gran problema que debe erradicarse.
Portugal se ha ofrecido a recibir a miles de inmigrantes, pero la mayoría de las personas que llegan usan al país como puente para moverse a otros destinos, por ello el Gobierno aclaró que necesita que lleguen miles, pero se deben quedar.
