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    ¿Qué le ocurre a tu cerebro si dejas de tomar azúcar?

    La desintoxicación de azúcar es una de esas tendencias saludables de las que todo el mundo habla, sobre todo desde la publicación de títulos como ‘The sugar detox’, de Brooke Alpert, una dietista que declara abiertamente que el azúcar te engorda, te afea y te envejece. Los últimos estudios señalan que es una de las principales causas de enfermedades de corazón y del envejecimiento celular prematuro. Pero ¿podemos dejar de consumirla, teniendo en cuenta su alto poder adictivo?

    La divulgadora científica Jordan Gaines Lewis se ha planteado renunciar al dulce durante el tiempo de Cuaresma y ver, en primera persona, cómo actúa su cerebro. “En neurociencia –empieza explicando en un artículo de The Conversation-, la comida es una recompensa natural. Para sobrevivir como especie, cosas como comer, practicar sexo y cuidar a otros deben ser placenteras para el cerebro para que estos comportamientos se refuercen”.

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    No todos los alimentos son igualmente gratificantes y, si nos dan a elegir, solemos optar por el dulce antes que lo amargo, que proporciona una fuente saludable de carbohidratos que necesita el organismo. Pero, según indica Gaines, nos estamos pasando. Un ciudadano británico, por ejemplo, consume unas 238 cucharaditas a la semana. No olvidemos que el azúcar se encuentra invisible en innumerables productos procesados y preparados. Permanecen en silencio, pero hacen que nos vayamos enganchando, del mismo modo que ocurre con la nicotina, secuestrando el circuito de recompensa del cerebro.

    Por sus conocimientos y los testimonios que le llegan de otras personas que ya han experimentado la dieta sin azúcar en Cuaresma en años anteriores, Gaines sabe que los primeros días serán difíciles, igual que si fuera un proceso de desintoxicación de drogas. “Me encontré tomando muchos carbohidratos para compensar la falta de azúcar”, dice su amigo Andrew, quien confiesa que nunca pudo frenar el antojo de dulce, aunque fuese algo psicológico. Una vez transcurrida la primera semana, parece que la tentación fue decayendo.

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