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    ¿Qué tener en cuenta si considerás que alguien cercano está padeciendo depresión?

    Por Marianela Santillán, Lic. en Psicología

    Muchas de las personas que nos rodean, forman parte importante de nuestra vida y resultan queridos afectos. Cualquier cosa que les suceda determinará buena parte de nuestro estado de ánimo, en especial cuando se trata de un tema de salud. Por eso, al preocuparnos por ellos, empezamos a intentar brindarles una ayuda que muchas veces no sabemos como administrar. En especial, cuando se trata de casos de depresión.

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    La depresión implica un estado de ánimo apático que se repite a lo largo de un determinado tiempo. Es decir, que se trata de una serie o conjunto  de manifestaciones observables que configuran una entidad clínica. Hablar de depresión puede ser complejo ya que existen diversas y variadas causas que generan este padecimiento, que desde ya será singular y único en cada sujeto.

    Algunos de sus síntomas o manifestaciones son:

    • Disminución del interés en todas o casi todas las actividades/aspectos de la vida de la persona.
    • Insomnio o hipersomnia.
    • Pérdida o aumento de peso.
    • Agitación o enlentecimiento psicomotores.
    • Fatiga
    • Sentimientos de inutilidad o de culpa
    • Falta de concentración.
    • Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.

    Tipos de depresión:

    Existen varias formas que según el caso, requerirán un abordaje diferente:

    • Por un lado tenemos a la distimia  cuadro en el que los síntomas se mantienen a largo plazo, pero no evitan la actividad de las personas. Además los episodios de distimia, pueden ser recurrentes.
    • El desorden bipolar. También llamado trastorno maníaco-depresivo. Se caracteriza por cambios de humor, estados de ánimo exacerbados o maníacos que se ven sucedidos por otros muy pasivos, de poco interés, abulia y depresión. Estos cambios en muchas ocasiones son bruscos, pero lo más frecuente es que sean graduales, por ejemplo una persona puede estar años sin padecer nada, o padeciendo sólo una de las aristas.
    • La depresión mayor implica una combinación de síntomas que interfieren en los distintos ámbitos de inserción de la persona, llegando a no poder experimentar ninguna sensación placentera. Pueden llegar a haber mejoras en el sentir de la persona, pero habitualmente suelen manifestarse recaídas.
    • Quienes padecen un ciclo maníaco, pueden sentirse hiperactivos y enérgicos. Esto puede afectar el pensamiento, el juicio y el comportamiento social del individuo.
    • Depresión post-parto: ocurren en un pequeño porcentaje de las madres luego del parto. Las razones que producen esto pueden ser estrés, el cambio hormonal producido durante el embarazo y el posterior parto, o la disminución de niveles de endorfinas. Algunas de las manifestaciones que se evidencian son: insomnio, ansiedad, indecisión, letargo, tristeza e irritabilidad.

    Diagnósticos:

    Antes de realizar un diagnóstico formal es necesario y fundamental indagar en la historia personal del paciente. No todo puede reducirse a sólo tener en cuenta los síntomas. Más allá de eso, en diversos casos, se debe recurrir –tanto para el diagnóstico como para el tratamiento-  al trabajo interdisciplinario (ya sea con neurólogo o psiquiatra) y elaborar una historia clínica completa, centrándose en el inicio (o en cuándo se comenzó a tener registro de los síntomas), duración, repetición, etc.

    Más allá de todos estos ítems, lo importante es acompañar a la persona en cuestión, sin presionarla o sin minimizar lo que le pasa, por más que no entendamos bien de que se trata o qué lo ha causado. Ante síntomas persistentes, siempre es necesario consultar a profesionales de salud mental.

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