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    Reconstrucción de los hechos Matanza de mormones en México: los últimos momentos de una familia atrapada en una trampa mortal

    Al parecer, los asesinos eran miembros del cartel de Juárez y de su brazo armado, La Línea, cuyos narcos entraron al territorio del cartel de Sinaloa y establecieron un puesto de avanzada armado en una colina y una emboscada carretera arriba. Juárez aparentemente quería enviar el mensaje de que controlaba la carretera a Chihuahua. En este panorama fue en el que adentraron las madres estadounidenses en sus tres camionetas.

    Solo después de que el primer vehículo fuese baleado e incendiado, unos 50 o 60 hombres del cartel de Sinaloa aparecieron para ver qué había pasado.

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    Pero no es la crueldad del cartel, sino la valentía, la inocencia y el sacrificio de las víctimas lo que los familiares quieren que se recuerde.

    Austin Cloes, un pariente de los fallecidos, dijo desde su casa en Salt Lake City que eran buenas personas que amaban a sus hijos y disfrutaban de una vida tranquila en una exitosa plantación de nueces pecanas.

    «Este tipo de cosas no deberían pasar desapercibidas», apuntó Cloes, quien trabaja con jóvenes en situación de riesgo y entrena a un equipo de baloncesto de secundaria. «Y este tipo de personas no deberían ser enterradas sin que sus nombres salgan a la luz. Son grandes personas».

    Entre los fallecidos en la emboscada había una madre, sus mellizos de entre 6 y 8 meses, su hija de 10 años y otro hijo de 12. Otra madre yacía tendida en el asiento delantero de otro Suburban junto a los cuerpos baleados de sus hijos de 11 y 2 años.

    Las víctimas vivían en el estado de Sonora, a unos 110 kilómetros (70 millas) al sur de Douglas, Arizona, en la comunidad de La Mora, que se fundó hace décadas por una escisión de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Muchos residentes de la localidad se identifican como mormones pero no están afiliados a ninguna iglesia.

    Varias comunidades agrícolas de familias estadounidenses están agrupadas en la frontera entre los estados de Chihuahua y Sonora. Muchos miembros nacieron en México y tienen doble nacionalidad. Aunque algunas de las facciones escindidas fueron polígamas hace tiempo, muchas ya dejaron de serlo.

    Todas las víctimas estaban aparentemente relacionadas con la familia LeBarón de Chihuahua, cuyos miembros llevan años enfrentados a los narcotraficantes. Benjamín LeBarón, un activista contra el crimen que creó los patrullajes vecinales contra los cárteles en la localidad, fue asesinado en 2009.

    Las víctimas iban a visitar a sus familiares en Chihuahua y una de las mujeres se dirigía al aeropuerto en Phoenix para reunirse con su esposo.

    Aunque la violencia relacionada con el narcotráfico ha estado presente en México durante años, el ataque expuso la manera en la que los hombres armados de cárteles han dejado de preocuparse por matar niños como daño colateral.

    En agosto, en el estado de Chihuahua, pistoleros dispararon 123 balas a un hombre y mataron a tres niñas de 4, 13 y 14años. En junio, un nene fue asesinado junto a su padre en Sonora, y en julio, otro de 10 años murió en un robo en el estado de Puebla.

    AP

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