Antar Davidson, quien trabajó en un centro de detención en Texas, renunció a su cargo tras negarse a separar a unos hermanos.
El hombre era empleado de Southwest Key en Arizona, una organización sin fines de lucro que dirige varios albergues para menores en Texas, California y Arizona.
No obstante, las últimas seis semanas, comenzaron a llegar niños angustiados y con signos de trauma. Davidson dijo a CNN que estaban llegando muchos menores que no estaban preparados para la situación y que habían sido arrebatados de sus padres.
Agregó que la gota que derramó el vaso fue cuando la jefa de turno le ordenó que le dijera a unos hermanos brasileros que estaban llorando que estaban a punto de ser separados. En ese momento el hombre dijo que no podía hacer este tipo de trabajo, dijo a BBC.
Mientras que la directora de comunicaciones de los programas de Southwest Key, Cindy Casares, defendió a su personal, según publicó CNN: “Southwest Key tiene personal experimentado, entrenado para proveer comodidad y orientación y para ayudar al menor a sentirse más cómodo… Abrazarse está completamente permitido”
Más de 2,300 niños que ingresaron en Estados Unidos de forma irregular fueron separados de sus padres entre el 5 de mayo y el 9 de junio como parte de la política de “cero tolerancia” que el gobierno de Donald Trump puso en marcha este año.