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    Siguen las búsquedas en Indonesia tras el tsunami que dejó más de 1.640 muertos

    AFP. Los rescatistas continúan hoy sus búsquedas en la isla indonesia de Célebes, donde temen el brote de enfermedades por la gran cantidad cuerpos bajo los escombros, ocho días después del terremoto y tsunami que mataron al menos a 1.649 personas, según un nuevo balance.

    Las esperanzas de encontrar supervivientes se desvanecen, pero las autoridades no suspendieron aún oficialmente las búsquedas. Se calcula que hay más de 1.000 personas desaparecidas en Palu, ciudad de 350.000 habitantes en la costa oeste de la isla.

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    Los rescatistas temen que bajo los escombros de Petobo y Balaora, dos barrios de Palu que quedaron completamente arrasados, haya numerosos cuerpos en descomposición.


    «La mayoría de los cuerpos que encontramos no están íntegros y eso supone un problema para los rescatistas. Debemos prestar mucha atención para evitar cualquier contaminación», explicó Yusuf Latif, portavoz de la agencia nacional de búsqueda y rescate, preguntado por la AFP desde Palu. «Nuestros equipos están vacunados, pero debemos ser extremadamente prudentes».

    El ministro de Seguridad, el general Wiranto, declaró que las zonas más afectadas deberán convertirse en cementerios colectivos.

    «Debemos tomar una decisión sobre cuándo detener la búsqueda de personas muertas. Luego tenemos que decidir cuándo se declarará cementerio colectivo la zona», dijo a la prensa el viernes por la noche.

    En el vasto complejo residencial gubernamental de Balaora, donde los edificios fueron derribados y la tierra quedó durante un tiempo «licuada», unos soldados enmascarados trepaban por los escombros que forman una montaña de barro, ladrillos y cemento.

    «Aquí no hay ningún superviviente. Solo encontramos cuerpos, cada día», explicó el sargento Syafaruddin, cerca de las ruinas de una escuela islámica.

    Otros rescatistas examinaban las imágenes de seguridad del hotel Roa-Roa, reducido a la nada, para intentar adivinar dónde podrían estar enterrados sus clientes.

    Miles de supervivientes siguen marchándose de Palu, donde los hospitales están desbordados y falta de todo, para dirigirse a ciudades vecinas. La ONG médica Project HOPE explicó que solo dos de sus 82 empleados en Palu pudieron presentarse desde que tuvo lugar el sismo.

    «Todavía desconocemos la suerte de los médicos, enfermeros y técnicos que suelen trabajar en la clínica.

    Cuatro bebés nacieron en un hospital flotante gestionado por la marina indonesia y amarrado en Palu, informaron medios locales.

    – El calvario de Palu –

    La policía, que en un primer momento había permitido el saqueo de las tiendas para que los supervivientes se aprovisionaban de víveres, dejó de tolerarlos y empezó a detener a los saqueadores, además de advertir que dispararía a quienes vea robando.

    Cientos de personas se precipitaron este sábado cuando llegó un camión con botellas de gas para cocinar. Un supermercado que había abierto sus puertas rechazó la entrada a los clientes y les entregó la mercancía a la entrada, bajo la mirada de soldados armados.

    Un habitante de Perumnas Balaroa, un distrito de Palu, muestra fotografías de familiares desaparecidos tras el sismo y el tsunami que golpearon la isla indonesia de Célebes, el 6 de octubre de 2018

    Un convoy de 500 camiones cargados de alimentos y productos básicos se dirigía a Palu, anunció este sábado el ministro de Agricultura indonesio, Amran Sulaiman, desde esta ciudad en ruinas. «El calvario de Palu nos afecta a todos y por eso todo el mundo intenta aportar su ayuda», declaró.

    La ONU declaró el viernes que busca 50,5 millones de dólares para poner en marcha un plan de «actividades de rescate inmediato» elaborado con las autoridades indonesias.

    El objetivo, según la ONU, es ayudar a 191.000 personas en los próximos tres meses. La doble catástrofe provocó daños a 65.000 viviendas, de las que 10.000 quedaron completamente destruidas por el tsunami y 15.000 dañadas por el sismo.

    Tras largas jornadas de espera, la ayuda internacional comenzaba a llegar a la zona del desastre. Su traslado era difícil porque el pequeño aeropuerto de Palu apenas puede recibir todavía una cantidad limitada de vuelos.

    Oxfam envió unidades de tratamiento de agua y equipos de rescatistas suizos proporcionan agua potable y refugios de emergencia, según comunicados publicados este sábado.

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