Las habitaciones de los hospitales en china lucen abarrotadas de enfermos en las últimas semanas, por el manejo del Gobierno una nueva ola de covid-19 tiene al país contra las cuerdas mientras miles de personas protestan.
La mayor parte de los casos se presentan en adultos mayores, sin embargo, las muertes que las autoridades registran aún no superan los récords de otros meses.
No obstante, la crisis en el gigante asiático es evidente, pacientes reciben tratamientos, oxígeno y medicamentos intravenosos en pasillos, sillas, salas de espera y hasta en las recepciones de los centros médicos.
Ahora, el Gobierno del país ha tomado medidas de emergencia para intentar hacerle frente a la subida de casos que se generó desde que se relajaron las restricciones de la política de “covid cero”.
Entre ellas, China optó por confiscar la producción de suministros médicos de algunas farmacéuticas ante el desabastecimiento provocado por el pánico que ha generado la ola de casos.
Varios fabricantes de las pruebas de diagnóstico han tenido que rendir cuentas Autoridades recomendaron a los ciudadanos tratar el virus en casa, por lo que millones de personas se abastecieron de medicamentos y pruebas, situación que obligó a la administración de Xi Jinping a decomisar millones de unidades.
En algunas ciudades aún se permite la compra de fármacos, sin embargo, hay fuertes controles en cuanto a las cantidades por persona o por familia.
«La industria y las autoridades están tomando medidas para asegurar la producción, pero la logística está lejos de ser fluida, especialmente en los canales tradicionales de hospitales y farmacias», aseguró el director de la Federación China de Logística y Compras, Zhou Zhicheng.