Las delegaciones de Ucrania y Rusia se han sentado a negociar. A medida que la ofensiva de Vladímir Putin se intensifica y el jefe del Kremlin eleva sus amenazas, ambos bandos han iniciado un diálogo en un punto sin identificar en Bielorrusia, cerca del río Pripyat (en la región de Gomel), junto a la frontera con Ucrania. Las perspectivas de que las negociaciones lleguen a algún punto de resolución del conflicto, sin embargo, son bajas. El jefe de la delegación de negociación rusa, el exministro de Cultura Vladímir Medinski, ha asegurado que Moscú busca un acuerdo que beneficie a ambas partes: “Cada hora que el conflicto se prolonga, ciudadanos y soldados ucranios mueren. Nos hemos propuesto llegar a un acuerdo, pero tiene que ser en el interés de las dos partes”. La delegación ucrania ―encabezada por el ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov―, ha exigido unas horas antes del encuentro un “alto el fuego inmediato” y la retirada de las tropas rusas de su territorio.
En la mañana de este lunes, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha pedido a la Unión Europea que permita a Ucrania acceder como miembro por un “nuevo procedimiento especial” que asegure su integración “inmediata” mientras se defiende de la invasión de las tropas rusas. “Nuestro objetivo es estar con todos los europeos y, sobre todo, ser iguales. Estoy seguro de que es justo. Estoy seguro de que nos lo merecemos”, ha proclamado Zelenski en un discurso en vídeo compartido en las redes sociales.
Ayer, el presidente Putin ordenó poner en alerta sus fuerzas nucleares y tiene preparado un convoy de cientos de vehículos militares para redoblar su ofensiva sobre Kiev, que hasta este lunes ha resistido el duro asedio. También sobre Járkov, la segunda ciudad del país, estratégica para hacer una pinza y tomar el Donbás.
Las fuerzas rusas han hecho un importante avance en el sur y controlan ya la ciudad portuaria de Berdiansk, según ha confirmado un portavoz del Ministerio del Interior. La toma de ese municipio, de 100.000 habitantes, puede ser decisiva para que las fuerzas de Putin se hagan con el control de Mariupol, la portuaria ciudad del Mar de Azov, que está sitiada. La maniobra permitiría a Rusia avanzar con la idea construir el deseado corredor desde la península ucrania de Crimea, anexionada por Moscú en 2014 con un referéndum ilegal, y el Donbás.
La invasión por tierra, mar y aire ha causado ya más de 350 civiles muertos, según las autoridades ucranias. Los bombardeos se han incrementado durante la noche del domingo en Kiev, Zhytomyr (noroeste de la capital), Zaporiya (centro-sur del país), Chernihiv (en la frontera con Bielorrusia), según la oficina del presidente ucranio. Además, Rusia trata de aislar a las fuerzas ucranias en el centro del país para evitar que avancen a la capital, proporcionen suministros a las tropas en el Este, en Járkov y en la línea de contacto con las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk y también cortar el paso a los suministros enviados por Occidente a través de Polonia.