Uno de los mayores problemas que afrontamos antes de someternos a una dieta es la tristeza que nos proporciona olvidarnos de nuestros alimentos favoritos.
Para unos es el chocolate; para otros su cervecita de media tarde. Lo cierto es que todos tenemos algunos productos que son los que nos hacen sentarnos felices delante de una mesa o alrededor de una barra y a los que tenemos que renunciar cuando se trata de hacer dieta.
Porque, no nos engañemos: si vamos a llevar a cabo una dieta para adelgazar es porque nos sobran kilos. Ya sean los de la pasada Navidad, los que hemos cogido en tres meses sin ir al gimnasio, o los que llevamos acumulando años en nuestra cintura. Cada uno tenemos un pasado detrás y es cuando nos vamos a poner a dieta cuando tenemos que enfrentarnos a él.
Sin embargo, puede haber una luz al final del túnel: existe una dieta que asegura que no sólo nos hará perder el peso que nos sobra sino que, además, nos promete que seremos felices. Se llama la dieta de la dopamina, aunque algunos ya la conocen con el nombre de la dieta feliz, y hay testimonios que dan credibilidad a su funcionamiento.
La dieta feliz
Un famoso chef con estrella Michelin, el británico Tom Kerridge, es uno de los rostros famosos que avalan este tipo de alimentación. Asegura que perdió 70 kilos a lo largo de tres años siguiendo la dieta de la dopamina y ahora es una persona feliz. Incluso en los libros que ha escrito a lo largo de su vida ha hecho mención a la conocida como ‘dieta feliz’.
La clave de esta dieta es muy sencilla: se trata de consumir alimentos que provoquen que el cerebro genere más cantidad del neurotransmisor conocido como dopamina. Así de sencillo: comer alimentos ricos en dopamina sin tener que renunciar a grandes grupos de alimentos como hacen la mayoría de las dietas, ya sea las grasas, los carbohidratos, etc.
¿Y cuáles son los alimentos que ayudan al cerebro a generar más dopamina? Es la gran pregunta y tiene una fácil solución: se trata de preparar menús en los que los productos principales sean los frescos como las frutas, las verduras y, sobre todo, las proteínas. Con esa combinación de alimentos se puede lograr el sueño de adelgazar y ser feliz.
El propio chef Kerridge da algunas ideas para incorporar a nuestra dieta: alimentos de uso diario que son “héroes de la dopamina” como el yogurt, productos cárnicos de buena calidad como la ternera, el pollo y el pavo o incluso el chocolate. Lo importante es que sean alimentos frescos, que no estén procesados, para que los nutrientes lleguen en perfecto estado a nuestro organismo.
Sólo dos contraindicaciones
A la hora de seguir la dieta de la dopamina sólo nos eliminan dos posibilidades: la primera, en la que coinciden muchos tipos de dietas, es el alcohol. Muchos estudios coinciden en la incidencia que las bebidas alcohólicas tienen sobre la dopamina, aunque no todos se ponen de acuerdo en si afecta positiva o negativamente al neurotransmisor. En el caso de esta dieta, no se admite alcohol.
El segundo grupo prohibido es el de los carbohidratos ricos en almidón. No están prohibiendo todo el grupo de los carbohidratos, ni mucho menos; sólo nos pide que reduzcamos la cantidad que ingerimos de estos alimentos y que tengamos cuidado con los que son ricos en almidón como los cereales, las patatas y el arroz. Lo mejor, siempre que se pueda, tomarlos integrales.
Algunos estudios han establecido una relación entre el peso y la producción de dopamina, sugiriendo que comer alimentos con un exceso de azúcar o de grasa puede afectar a la liberación de dopamina en personas con obesidad. Esto podría provocar síntomas de depresión en algunas personas, así como ansiedad a la hora de comer en personas que ya tienen sobrepeso.
La dieta de la dopamina promete perder kilos y, además, ser felices. Frutas, verduras y proteínas deben formar la columna vertical de nuestra alimentación para que el aminoácido tirosina se convierta en dopamina en el interior de nuestro cuerpo. ¿Será la dieta que todos habíamos estado esperando alguna vez para, por fin, ser felices mientras adelgazamos?
