Millie Taplin, una joven de 18 años salió de fiesta con sus amigos a una discoteca el sábado pasado, narró que un hombre había estado hablando con ella toda la noche y que en un momento le echó trago a su bebida.
“Había un tipo con un grupo de personas que conocía. No puedo estar seguro de que fuera él, pero la bebida que me dio fue la única otra bebida que tomé. Todos nos llevábamos bastante bien. Tomé un par de sorbos de la bebida y fui al área de fumadores. Regresé y sentí que había bebido demasiado, y luego salí a la calle para vomitar”, expresó Millie.
Acto seguido, la joven se encontró sin capacidad para hablar o caminar y antes de perder el control de sus piernas y manos pidió a sus amigos que la ayudaran. Ellos entraron en pánico pero lograron comunicarse con su hermana mayor, Sadie, de 28 años, quien fue a buscarla y la llevó de urgencias al hospital.
Al llegar al hospital comenzó a sufrir convulsiones que tomaron control de su cuerpo por un lapso de dos horas. La intervención médica ayudó a calmarla y después de una noche en observación fue dada de alta al día siguiente.
“Ella se sintió enferma casi de inmediato y salió. Sabía que no estaba borracha, pero estaba hundida en un callejón cercano. Estoy muy agradecida de que sus amigos estuvieran allí para ella, de lo contrario, quién sabe qué hubiera pasado”, dijo la madre.
