En Honduras, cada año aumenta el número de niños que se suman a la lista de los que están fuera del sistema educativo, superando a los que se incorporan. En promedio a nivel nacional, solo seis de cada diez niños asisten a la escuela, dejando a cuatro fuera. La situación es más crítica en las zonas rurales, donde hasta el 60% de los niños no reciben ningún tipo de educación.
Uno de los principales desafíos es reducir la pérdida de matrícula, ya que hasta 2018 la tendencia era un crecimiento constante de la población escolar. Para lograrlo, se propone promover nuevos ingresos en todos los niveles educativos, estableciendo vínculos directos con las familias (especialmente en la educación prebásica y secundaria) y ofreciendo alternativas educativas diferenciadas. En el caso de las zonas rurales, se destaca la importancia de promover la cobertura de la educación prebásica, ya que hasta el 60% de los niños no acceden a este nivel educativo.
Al aumentar la matrícula en prebásica y secundaria (niveles que apenas alcanzan el 40% de cobertura), se reduciría la deserción escolar. Esto implicaría estabilizar la pérdida de matrícula y revertir la tendencia hacia el crecimiento. De esta manera, se acortaría la brecha entre los niños que asisten a la escuela y los que no, evitando una situación donde la mitad de los niños estén fuera del sistema educativo.
La UNESCO advierte que, si Honduras no logra frenar la deserción y el abandono escolar, habrá cada vez más jóvenes que ni estudian ni trabajan, incrementando el número de los llamados «ninis».