La situación migratoria en Estados Unidos ha dado un giro adverso, con cientos de migrantes ocultándose para evitar ser capturados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Muchos de estos migrantes se han abastecido de víveres y alimentos para resistir el mayor tiempo posible en localidades norteamericanas, evitando así ser deportados a sus países de origen.
En Honduras, se ha reportado la cifra de al menos 357 compatriotas retornados. Se ha anunciado un plan de ayuda monetaria en dólares para emprendimientos y capacitaciones estatales, aunque expertos consideran que esta ayuda no será suficiente. La capacidad del Estado de Honduras para proporcionar medicinas a los hospitales es limitada, lo que plantea dudas sobre su capacidad para distribuir dinero a los retornados.
El Estado de Honduras debe garantizar un trato digno a los retornados y asegurar un retorno seguro a sus comunidades. Sin embargo, los motivos de la migración van más allá de lo monetario. Cientos de hondureños han decidido salir del país debido a diversas circunstancias negativas que enfrenta la nación. A pesar de los conflictos, adversidades y amenazas en el camino, muchos buscan el sueño americano.
Entre los migrantes se encuentran profesionales y personas con ingresos superiores a 25,000 lempiras, que incluso han vendido sus propiedades para emigrar. La migración no se debe únicamente a razones económicas, sino también a otras situaciones insostenibles en el país.
Se estima que cientos de miles de hondureños serán deportados durante la era de Donald Trump. Estos migrantes, que eran una herramienta importante para el desarrollo de sus familias y del Estado de Honduras, ahora regresan al país en condiciones desfavorables, enfrentando un empleo y calidad de vida sumamente bajos.
