Tras enfrentar una crisis en materia educativa que reveló debilidades en las estrategias de enseñanza-aprendizaje a través de la virtualidad, Honduras busca recuperar la matrícula escolar y abordar las causas de la deserción, principalmente relacionadas con la desigualdad social. La pandemia generó una reducción significativa en la matrícula escolar, pasando de más de 2.2 millones de niños y niñas en edad escolar a aproximadamente 1.7 millones en la actualidad.
El gobierno de la presidenta Xiomara Castro ha priorizado la inversión en infraestructura educativa, destinando mayores recursos del presupuesto general de la república a la reconstrucción de centros educativos. Esta inversión busca garantizar el acceso a la educación en condiciones dignas para todos los niños y niñas del país.
Además, se ha implementado la matrícula gratuita y la merienda escolar a nivel nacional, buscando eliminar barreras económicas que impidan el acceso a la educación. Se está fortaleciendo la organización a través de los consejos municipales de garantía de derechos de niñez y adolescencia, que obligan a todas las instituciones del Estado a coordinar esfuerzos interinstitucionales y trabajar con grupos de base comunitaria y asociaciones de padres y madres de familia para asegurar que los niños permanezcan en las aulas.
A pesar de estas iniciativas, se reconoce que la profunda desigualdad social, la pobreza, la miseria y la exclusión social siguen siendo factores determinantes en la deserción escolar. En muchos casos, los niños y niñas se ven obligados a abandonar la escuela para emprender la ruta migratoria en busca de mejores condiciones de vida y para contribuir al sustento de sus familias.
El gobierno hondureño reconoce la complejidad del problema y la necesidad de abordar las causas estructurales de la deserción escolar, más allá de las iniciativas educativas. La lucha contra la pobreza y la desigualdad social son consideradas fundamentales para garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas en Honduras.